La procrastinación se define como la acción deliberada de dejar las cosas que uno tiene que hacer para otro momento. Esto que puede parecer algo común, puede tener importantes efectos cuando la tarea que postergamos es importante en nuestra vida, tales como pérdida de oportunidades, baja productividad, pérdida de tiempo, sentimiento de culpa o estrés.

Ser un procrastinador es vivir con ansiedad y sintiéndose culpable, porque en el fondo el procrastinador sabe que lo que está haciendo para ignorar sus tareas y responsabilidades no tiene nada de sentido y bien podría estar ocupándose de su vida, pero decide “relajarse un rato” porque hay “tiempo de sobra” y todo siempre puede hacerse después. Saber diferenciar cuando estas justificaciones dejan de serlo y pasan a convertirse en excusas que nos llevan a no enfrentarnos a nuestras resistencias internas, es fundamental para eliminar el malestar.

Entre las causas de este hábito pueden estar algunas de las siguientes:

–          Inseguridad

–          Miedo a la incompetencia

–          Búsqueda del perfeccionismo, sentimiento de que el resultado es constantemente insuficiente

–          Miedo a la disconformidad, a la no aceptación a enfrentarse con los otros

–          Trampa: comodidad, insuficiencia, autoengaño y dilación

¿QUÉ PUEDO HACER? AFRONTANDO LA PROCRASTINACIÓN

  1. Evitar usar un lenguaje negativo para referirte a las cosas que tienes que hacer.
    Siempre es mejor decir que es algo que quieres hacer y no que debes hacer.
  1. Reconoce el problema: escribe todas las excusas y justificaciones que utilizas para darte cuenta de tus autoengaños.
  1. Divide las tareas que te resulten complicadas en tareas más pequeñas. Calendarizar la realización de estas subtareas puede resultar muy útil.
  1. Piensa en los motivos que te llevan a hacer la tarea. Trata de ver los resultados a largo plazo de hacerlo o no hacerlo. Esto supone traer al presente los del futuro.
  1. Piensa en positivo para darle la vuelta: “cuanto antes empiece, antes acabo”.
  1. Establece un compromiso. Determina cuando cumplirás la tarea y no aceptes ningún cambio. Si atrasas el cumplimiento, perderás la confianza en que en el futuro hagas las cosas cuando te corresponde.
  1. Piensa algún sistema que te recuerde que has de hacer la tarea: apuntalo en un post it, usa una alarma en el móvil…
  1. Elimina las distracciones cuando llegue el momento de realizar la tarea:

    – cierra las paginas de las redes sociales
    – cierra el correo electrónico
    – silencia tu móvil
    – quita la televisión

  1. Da el primer paso:  ¡simplemente hazlo ya!

    Necesitas compromiso y energía, ten en cuenta que es mayor la energía necesaria para empezar que para continuar con el cambio. Una vez que des un paso, la misma inercia hace que te sea más fácil seguir actuando.
    Si te resulta totalmente imposible dar un paso en esa tarea, empieza por hacer algo rápido que te obligue a entrar en movimiento. Pr ejemplo, recoger algo. Eso hace que te pongas en “modo hacer” y crea una cierta dinámica positiva.
  2. Organiza tu agenda: Establece priorizaciones para las distintas tareas
  3. Refuérzate: Une el hacer esa tarea que procrastinas a una recompensa después de ponerte con ella.

Y recuerda… ¡NO DEJES PARA MAÑANA LO QUE PUEDAS HACER HOY!

Añadir comentario

LA AUTOCRÍTICA PATOLÓGICA

05 mar 2015

Por crítica patológica se entiende la voz interior negativa que le ataca y le juzga. Todo el mundo tiene una voz interior crítica, pero aquellas personas con baja autoestima tienden a tener una crítica patológica más insidiosa y perseverante.

 

¿Cómo actúa la crítica patológica?

 

Te acusa de las cosas que van mal

Te compara con los demás, dejándole en desventaja

Fija estándares de perfección imposibles

Te recuerda los fracasos, pero nunca los éxitos

Te pide que sea el mejor, y si no lo es, no es nadie…

“Lee la mente” de la gente de su alrededor, y le convence de que piensan cosas malas de usted

Exagera tus debilidades

Compara tu forma de ser con la forma en que debería ser y te juzga como insuficiente o malo (“debería ser… en vez de ser…”)

 

¿De qué otra manera actúa su voz crítica interior?

 

La crítica patológica se empeña en socavar permanentemente tu valía todos y cada uno de los días de tu vida, su cotidianidad hace que no adviertas su devastador efecto, e incluso los ataques te parezcan razonables y justificados. La voz quejumbrosa y crítica parece natural, una parte más de ti.

 

Lo más importante y doloso de la crítica es que por distorsionados y falsos que sean sus ataques, siempre se la cree. Por ejemplo, cuando tu crítica dice “¡Soy imbécil!”, este juicio te parece tan verdadero como que esta mañana desayunaste cereales (si fuera el caso). Sin embargo, los ataques de la crítica no forman parte del proceso normal de percepción de lo que siente y hace, pues ya hemos comentado que actúa como un filtro negativo en la interpretación de la realidad.

 

Aunque la crítica parece tener una voluntad propia, su independencia es una ilusión. Puede que estés acostumbrado a escucharla y creerla, pero no siempre tiene razón. Aprender a desconectarla o cuestionarla será parte del trabajo a realizar en un trabajo de terapia.