QUE ELLOS ESTÉN BIEN AUNQUE ESTEMOS SEPARADOS

Los días festivos y periodos vacacionales como los que se aproximan, suelen ser fechas en las que los niños y niñas de padres separados, pasarán posiblemente unos días con cada progenitor.

Esto no tiene por qué ser un problema, pues recordemos que hijos  de parejas en constante conflicto tienen más dificultades que aquellos cuyos padres ya no están juntos.  Una separación no tiene por qué conllevar un trauma para los hijos, y la adaptación puede ser muy positiva, siempre que se maneje de manera adecuada con el otro progenitor.

divorcio_pautas

Como padres y madres, el fin último que perseguiremos será siempre el bienestar del menor, y para ello, es importante tener presente que:

  • Os necesita a los dos: Los hijos/as no pueden ser árbitros; no le pidas en ningún caso que tome partido por uno de los dos, porque vivirán un conflicto de lealtades que sólo les dañará. Por el contrario, tratar de equilibrar el tiempo que pasa con cada uno, resultará beneficioso a la larga, pues se sentirá querido y apoyado por sus dos progenitores.
  • Evitar los secretos: Que tu hijo/a mantenga una relación fluida con el otro progenitor y con la familia extensa (abuelos, tios…), le  proporcionará estabilidad psicológica. Para ello, hay que facilitarle que hable con absoluta libertad con tu expareja y su familia. Incluso alentarle a compartir  buenas noticias u otras informaciones que para él o ella sean importantes durante el periodo que pasen juntos.
  • Respeto: Transmitir la importancia del otro progenitor. Aunque pensemos de  manera diferente, ninguno es mejor que el otro, y será importante fomentar el amor y respeto del niño/a hacia el otro progenitor.  Evita juicios de valor o críticas cuando tu hijo/hija esté delante, y por el contrario anima a tu hijo/a a disfrutar de la compañía del otro progenitor cuando esté con él/ella.
  • No comportarse de manera posesiva: Aunque la relación con la ex pareja no sea buena, siempre será importante en la vida de tu hijo/a. Si tratamos de separarle o disminuir el número de días que pasan juntos, a la larga sólo perjudicamos  al menor. Le privamos así de una parte importante de su vida, y es posible que con los años llegue a sentir resentimiento y enfado hacia el progenitor que “le separó” del otro, produciéndose el efecto contrario al deseado.
  • Los hijos/as no deben ocupar el papel de la pareja que ya no está: Ser el “hombrecito” de la casa sólo ejerce una presión en el niño innecesaria, además de confusión de roles. Aunque la pareja esté separada, el lugar de hijo/a no ha cambiado. Evitaremos por tanto compartir confidencias o informaciones no adecuadas para su edad y condición, como cuestiones que compartiríamos con la pareja en caso de seguir juntos;  para ello, buscaremos a otras personas.
  • Los hijos/as no son nuestros aliados/as: No es recomendable compartir secretos o utilizarle como confidente, aunque tú pases más tiempo con él/ella. Tampoco debes utilizarle como mensajero (“dile a tu madre/padre….” ) ni espía de lo que hace el otro progenitor en los periodos que pasen juntos.
  • Anímale a que disfrute los días festivos que pasará con el otro progenitor: Aunque para tí sea complicado, nunca trasmitas al menor tu tristeza porque se marche con tu ex pareja y no se quede contigo. Trata de no llamarle con excesiva frecuencia, y cuando os comuniquéis, centrarte en las cosas  positivas que estáis viviendo,  también por separado.

 

Por último, recuerda que aunque estemos separados, la educación es cosa de los dos, y debe consensuarse para evitar problemas en los niños/as. Tratar de mantener sus rutinas y costumbres en los periodos vacacionales ayudará también a fomentar su bienestar.

EL VALOR DEL OPTIMISMO

Sabemos que rara vez podemos elegir las circunstancias de nuestra vida, pero sí podemos escoger cómo nos las tomamos. A menudo al reflexionar sobre nuestras circunstancias actuales o nuestro futuro, nos damos  cuenta de que el contexto en el que estamos inmersos, o simplemente lo que nos está sucediendo por diferentes circunstancias, no es lo que  hubiéramos elegido y en ningún caso es lo ideal.  Sin embargo, no  siempre está en nuestra mano cambiarlo (como en el caso de problemas de salud) y en ocasiones sólo podemos aceptarlo y decidir cómo lo afrontamos.

optimismo

Por supuesto que el optimismo no va a borrar las dificultades y los obstáculos del camino, pero sí hará que tu actitud cambie y puedas conectar con tu fuerza interna, focalizándote en la solución de los problemas sin hundirte más con ellos. Sin optimismo no hay confianza en uno/a mismo/a ni en los demás, por lo desaparece la posibilidad de avance, progreso y búsqueda de la serenidad.

Te proponemos que hagas la prueba de observar cómo te sientes cuando caes en el pesimismo, la amargura o el cinismo; también observa la reacción de las personas a tu alrededor. Si te gusta, no cambies nada. De no ser así, aquí van unas pautas que quizás te puedan ayudar para poder reenfocarte y decidir comenzar esta semana con una nueva actitud:

  • El optimismo es el mejor antídoto contra la frustración y el círculo vicioso de la negatividad. Hemos de ser conscientes de que una vez que entramos en la espiral descendente del desaliento, nos será muy difícil encontrar la energía para poder luchar.
  • El optimismo se puede aprender e inculcar desde la niñez. Podemos enseñar a nuestros hijos/as a ser capaces de adaptarse a las dificultades con flexibilidad y ánimo, y es imprescindible que vean en nosotros/as el primer ejemplo, pues seremos su modelo a imitar.
  • Enfoquémonos en reforzar nuestras fortalezas. En lugar de caer en la culpa y flagelarnos por los errores que cometemos, prestemos más atención a las cosas que hacemos bien y felicitémonos sin esperar que lo hagan otros. Celebremos nuestros progresos (por insignificantes y obvios que parezcan) y ofrezcámonos pequeños premios.
  • Imaginemos escenas positivas antes de dormir. En lugar de repasar al acostarnos todos los problemas que tenemos y anotar mentalmente lo que nos queda por hacer, es mucho más recomendable tratar de relajarse recordando momentos placenteros y visualizar escenas que nos hagan sentir bien.
  • Agradece al menos tres cosas cada día. Un buen hábito parar cerrar el día es tratar de anotar o comentar al menos tres aspectos que estén presentes en tu vida por los que te sientes agradecido/a. No han de ser grandes motivos, pero simplemente poder pasar de fijarnos en lo que nos falta a centrarnos en lo que ya está presente y percibir gratitud, es un gran cambio que modificará a la larga nuestra percepción del mundo.
  • Y sobre todo, no nos dejemos desalentar por las malas noticias, los agoreros ni los amargados. El futuro pertenece a aquellos que ven las oportunidades en medio de las dificultades.

 valor_optimismo

“No puedo cambiar la dirección del viento, pero puedo ajustar mis velas para llegar siempre a mi destino”.  (Jimmy Dean)